domingo, 9 de junio de 2013

La capa de ozono y la Guerra de los Cien Años


Ayer conocí a un hombre que nos contó que el origen del agujero de la capa de ozono está en los incendios producidos por la Guerra de los Cien Años.  Yo tenía ganas de creerle, porque me cayó muy bien y porque tiene una mujer capaz de ir a una boda con un tocado hecho de coladores, pero la verdad es que cuando los otros contertulios indagamos en el origen de su teoría no aportó fuentes fidedignas ni dato alguno para convencernos, sino que más bien, como suele decirse en mi familia, “disimuló su ignorancia con alegres risotadas”.

Deseosa de tener un nuevo amigo cargado de razón –los viejos la han ido perdiendo con el tiempo-, me lancé a buscar en Google.  Mi madre, que tiene 84 años, últimamente sostiene bastantes de sus aseveraciones con la coletilla de “lo dice Google”, así que me pareció que era el mejor modo de apuntalar mi fe en este nuevo amigo, y de paso hacerme con una teoría novedosa para ir diseminándola en mis propias conversaciones, que últimamente versan mayormente sobre los concursantes de Master Chef.

Hoy ha terminado mi viaje por Google con decepcionantes descubrimientos. En primer lugar, la Guerra de los Cien Años sólo duró 23, lo cual no me negaréis que es un bajonazo. Descubrí este particular tras infiltrarme  en una página de Wikipedia que me retrotrajo a oscuras películas medievales, con innumerables hogueras al fin de cada batalla. Envalentonada, empecé a multiplicar batallas por hogueras y por años, con el fin de dar volumen a la teoría de Europa convertida en una inmensa pira capaz de agujerear la estratosfera (supongo que es ahí donde está la capa de ozono). Pero, como, al contrario que mi nuevo amigo, no soy de ciencias, me cansé enseguida de hacer números.  Mi siguiente parada fue Juana de Arco en su propia hoguera, lo cual activó en mí algunas nuevas hipótesis, de las que también me cansé pronto. A continuación el titular “La capa de ozono gana la batalla” empezó a inclinarme decididamente hacia la idea de que mi nuevo amigo se había hecho un lío. Y finalmente,  agotada ya de mi navegación, opté por creer al pie de la letra un artículo traducido del alemán que aseguraba que la culpa es de las neveras.

Para colmo de desilusión, recordé a otro de los contertulios, que contó ayer cómo Ortega afirmaba que, al marchar a aquella guerra, los hombres se despedían de sus mujeres diciendo “adiós, me voy a la Guerra de los Cien Años”. Ni Ortega acertó, me dije, porque, ¿cómo iban a decir eso si la guerra sólo duró veintitrés? Al llegar a plantearme semejante memez tomé dos decisiones de lo más astutas: aceptar sin mirar todo lo que digan mis nuevos amigos y crear mi propia teoría sobre los concursantes de Master Chef y la relación de sus neveras con la Guerra de los Cien Años. Os juro que en ello estoy.

2 comentarios:

  1. Es una pena. Estaba entre los invitados a la cena, y a mi tambien me parecio que la teoria estaba formulada "a humo de pajas", y nunca mejor dicho, pero me gusto. Por lo demas, la cena estupenda, y el blog d.e mi amiga Aldara un descubrimiento. Animate y vuelve a escribir, guapa.

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  2. Pues uno no estuvo allí, pero a fé mía que debió de beberse mucho, hasta confundir capa de ozono estratosférica con ozono contaminante. (Ver http://www.youtube.com/watch?v=XFLIAkKL_X4, minuto 11:00). En todo caso, los incendios, medievales o contemporáneos, no se comen el ozono sino que lo producen. Los que saben de ozono estratosférico dicen que el agujero se debe a las neveras, los aerosoles y el transporte aéreo. Y los que saben de La Guerra de los Cien Años, o sea la guerra medieval entre los reinos de Francia e Inglaterra, dicen que duró 116 años (1337-1453). No sé qué Wikipedia maneja vuesa merced. Saludos desde la Tierra Media.

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